Escribo desde chica. Comencé llevando diarios infantiles, tengo registros y cuadernos desde mis 9 años. En la adolescencia, mis cuadernos fueron un refugio donde plasmar cada latido de mi corazón.
En esas hojas blancas fui dejando cada una de mis vivencias, de mis dolores y mis alegrías. De mis preocupaciones y mis sueños.
Con mi abuela Irene aprendí del ritual de escribir cartas. Y cuando me tocó dejar mi país, fueron el modo de mantener cerca los vínculos a pesar de la distancia.
La escritura fue el modo en que encontré de dar luz a mis historias. De poder preguntarme una y mil veces quién soy. Y en cada respuesta que encontraba, dejaba de ser una para ser muchas.
La escritura es un puente para iluminar el camino, es mi brújula que me indica mi norte. Es el sol en mis noches oscuras.
¿Para qué te cuento todo esto?
Acá mi gran secreto: creo en el poder de las historias. Creo que cada persona puede elegir cuál es la forma de narrar su identidad preferida. Y creo que la escritura es esa valiosa herramienta para lograrlo.
Fue en la Psicología, donde además de darle vida a mi vocación de servicio, encontré un marco desde el cual explicar y poner en palabras todo esto que ya vivenciaba con la escritura.
Me recibí de Lic. en Psicología con una tesis enfocada en la función de la escritura. Además, en estos últimos años investigué y me formé paralelamente en Escritura Terapéutica y Cuento Terapéutico.
En 2018 coordiné los primeros grupos de estudio para profesionales de la salud y educación y en 2019 creé el programa "Trabajando con la escritura terapéutica", la primera formación en habla hispana para profesionales que quieren conocer en profundidad cómo implementar la escritura en sus espacios de trabajo.
Actualmente brindo cursos y programas para profesionales, así como también facilito espacios individuales y grupales terapéutica.